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NICIAS. —Sí, sin duda.

SÓCRATES. —No se puede aplicar aquí el proverbio: una jabalina (jabata) comprendería esto; y la jabalina no es valiente.

NICIAS. —No, ciertamente.

SÓCRATES. —De aquí se infiere, Nicias, que estás persuadido de que la jabalina de Crommión[5] no ha sido valiente. No lo digo de burlas, sino muy de veras; es de necesidad que el que habla como tú no admita ningún género de valor en las bestias, o que conceda inteligencia a los leones, a los leopardos, a los jabalíes, para que sepan muchas cosas que la mayor parte de los hombres ignoran, a causa de su mucha dificultad. También es preciso, que el que sostiene que el valor es lo que tú dices, sostenga igualmente que los leones, los toros, los zorros, están dotados de valor, tanto los unos como los otros.

LAQUES. —¡Por todos los dioses, Sócrates, hablas perfectamente! Dime en verdad, Nicias, si crees que las bestias, que de común consentimiento pasan por valientes, son más hábiles que nosotros, ¿o te atreves a ir contra el común sentir y sostener que no son valientes?

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