Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Todo ello remite al mundo del relativismo histórico, que es uno de los debates más presentes en el panorama historiográfico actual. Claude Lévi-Strauss y Karl Popper consideraron que la historia no puede ser del todo objetiva porque cada historiador posee un punto de vista y su obra tiene solamente validez para el tiempo y la cultura desde donde ha sido articulada. Lo único objetivo sería el consenso, establecido entre los académicos, de ciertas reglas y convenciones que hay que respetar en el momento de la escritura de la historia. Pero las cosas no parecen ser tan sencillas.

Es evidente que cada escuela histórica refleja la tradición y las condiciones culturales que la envuelven. Las transformaciones de los paradigmas que sustentan metodológicamente la disciplina histórica son inseparables de las mutaciones de los valores de la sociedad de la que forman parte. El desarrollo del historicismo clásico alemán estuvo intrínsecamente relacionado con la consolidación del estado prusiano decimonónico. El positivismo finisecular francés se impuso en un ámbito intelectual donde predominaba la deducción, en contraste con la tendencia a la inducción de la ciencia anglosajona. La consolidación del marxismo en el panorama intelectual de la posguerra estuvo en connivencia con la polarización del mundo en los dos bloques, por lo que se erigió en la principal arma ideológica del ámbito soviético.

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