Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Al mismo tiempo, la enseñanza de la historia en los países con mayor tradición académica, como Francia e Inglaterra, se va acomodando a las nuevas tendencias.ssss1 Por este motivo, algunas ciencias sociales, especialmente la antropología y la sociología, empiezan a ganar terreno a la misma disciplina histórica, aprovechando la estrechez de miras de los experimentos históricos que habían acogido los postulados de Langlois y Seignobos al pie de la letra. De esto se dieron cuenta los historiadores más jóvenes, que acabaron pactando con esas nuevas ciencias sociales e hicieron un verdadero esfuerzo de integración interdisciplinar, como será el caso de la escuela de los Annales en su diálogo con la sociología o la geografía. Las nuevas tendencias sociológicas habían invadido el campo de la historiografía, desacreditando la aspiración de los últimos «positivistas» de dotar a la historia de un estatuto en el ámbito de las ciencias experimentales. El deseo de Fustel de Coulanges de hacer de la historia una verdadera ciencia pura a través del análisis metódico de los documentos, quedó definitivamente desautorizado.ssss1

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