Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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El debate sobre el verdadero concepto del historicismo sigue hoy todavía en pie. En un influyente ensayo publicado en los años de posguerra, titulado La miseria del historicismo, Karl Popper despojaba a la historia de cualidad de ciencia por el mero hecho de no ser capaz de predecir el futuro.ssss1 La recepción de las tesis de Popper, marcadamente antimarxistas, no estuvo exenta de una intensa polémica, cuya resonancia ha llegado incluso hasta finales de siglo a través de la obra de Arthur C. Danto.ssss1 La virulencia y la longevidad de este debate demuestran que el historicismo no es una corriente historiográfica unívoca. Hay un historicismo de la generación finisecular alemana posterior a Ranke, Burckhardt y Fustel de Coulanges que sigue bajo los efectos de una historiografía racionalista, sujeta al desarrollo de las leyes generales de la historia. Esta generación fue reemplazada por la de los historicistas de la época de entreguerras (Weber, Dilthey, Croce, Collingwood, Ortega), que provenían de un espectro historiográfico mucho más amplio, tanto desde el punto de vista geográfico (Alemana, Italia, Inglaterra, España) como disciplinar (filósofos, historiadores, sociólogos). La distinción de estas dos generaciones de historicistas disipa los planteamientos excesivamente simplistas como el de Karl Popper y se adecua más a la verdadera naturaleza epistemológica de este movimiento historiográfico.ssss1

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