Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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Junto a las telas de producción ibérica también se han localizado en estos sepulcros tejidos con marchamos de importación, como el forro del ataúd de Alfonso de la Cerda, con decoración en bandas en las que alternan la epigrafía y motivos estrellados.ssss1 De estos tejidos viados hay excelentes muestras en la colección de Las Huelgas, por lo que parece claro que se imitaron en los telares andalusíes, como las ropas de doña Berenguela, el pellote de Leonor de Castilla, la cofia del infante Fernando de Castilla, el forro del ataúd de Fernando de la Cerda, la almohada de Leonor de Castilla, la almohada de María de Almenar, o el sudario de doña Mencía de Lara (monasterio de San Andrés del Arroyo, Palencia) y la dalmática de don Rodrigo Ximénez de Rada (monasterio de Santa María de Huerta, Soria). Estas imitaciones en seda y oro son propias de industrias sofisticadas que interpretaron con creativas variaciones los tejidos orientales, con lo que se redujo la demanda de estas piezas y se abarató su coste. No obstante, su uso fue exclusivo de los círculos aristocráticos. Es razonable pensar que la potente industria andalusí tuviera que adaptarse a los nuevos gustos para satisfacer a una clientela entre la que estaban los reinos cristianos hispanos y europeos, y no solamente en los talleres hispanos se imitaron estas telas importadas que hicieron cambiar los gustos aristocráticos, sino que en las manufacturas italianas también se produjo este proceso de emulación de modelos orientales.ssss1

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