Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

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El cotejo de las primeras concepciones del Génesis con el libro de las génesis (Mt 1, 1) con que se abre el Nuevo Testamento es muy revelador. Basta comparar, en sus respectivas formulaciones, los nacimientos que dan inicio a la humanidad y la Natividad del Hijo del hombre: Adán conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: «He adquirido un varón gracias al Señor» (Gn 4, 1). Esto en cuanto al primer nacimiento. La raza de Caín, no obstante, queda completamente aniquilada después del Diluvio. La muchedumbre humana halla su filiación en Noé, descendiente de otro hijo de Eva: segundo comienzo. Adán conoció de nuevo a su mujer, y ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Set, pues se dijo: «Dios me ha concedido otro descendiente en lugar de Abel, ya que lo mató Caín» (Gn 4, 25). ¿Y qué leemos en Mateo sobre el nacimiento de Cristo?: una fórmula paralela e inversa a la vez: Y, sin que [José] la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo y [él] le puso por nombre José (Mt 1, 25). Quien es menos (sin que la hubiera conocido) pone más (él —y no ella— le puso por nombre). Eva pone nombre a su hijo. Y no es la nueva Eva quien pone nombre al suyo, sino su esposo.

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