Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

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No pretendo disminuir la importancia de la adopción que, entre los romanos, manifiesta el poder del hombre libre en el ejercicio de su voluntad. Por lo general el romano adopta a un adulto, sabiendo a quién se enfrenta (uno nunca sabe qué sorpresa le deparará un hijo), y el hijo así adoptado, elegido, discernido, posee más derechos que el hijo natural. Dado que la paternidad biológica no tiene nada de específicamente humano, ya que la compartimos con los demás animales machos, esa paternidad por adopción es la más sublime. Es expresión de una elección personal y de una validación jurídica.

Pero no es ese el pensamiento bíblico. Ver en José a un padre adoptivo conforme a la moda romana es tan absurdo como ver en María a una madre de alquiler conforme a la moda contemporánea —por generosas que sean las intenciones que se les suponen al uno y a la otra—. La adopción implica que el niño es el retoño de otro hombre. Y, en el caso de Jesús, ese otro hombre no existe. José no es un padre adoptivo, igual que quien recibe un regalo no es un ladrón.

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