Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

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La genealogía de José, aun siendo regia, no es del todo monárquica. En Mateo (1, 1) el hijo de David va inmediatamente seguido de un hijo de Abrahán, señal de que la realeza del monarca depende de la realeza del justo. En Lucas (3, 38) se remonta directamente a Adán, señal de que el privilegio real vale menos que la humanidad común. Por otra parte, las dos genealogías no casan. Mateo y Lucas coinciden en no coincidir. De lo que se trata no es de reivindicar un trono esgrimiendo títulos de nobleza. De lo que se trata es de entender que nobleza obliga. La dignidad nos confiere deberes antes que derechos.

En las dos genealogías se va más allá del linaje davídico: en sentido ascendente hasta Adán o hasta Abrahán, en sentido descendente a partir de Zorobabel (Mt 1, 12-13). Después de Zorobabel, de hecho, el rastro se pierde en la noche, como si el pasado más reciente fuese menos conocido que el antiguo. Jefe de la primera caravana que retorna de Babilonia, el último de los reyes conocidos después del exilio y portador aún del sello de ese exilio —pues su nombre no significa hijo de David, sino «semilla de Babilonia»—, ni siquiera se sabe si efectivamente llegó a reinar. Las Escrituras no mencionan a su descendencia. Los que se nombran entre él y José pertenecen tanto a los Pérez como a los Smith. La corona y el cetro terminan entre el serrín. Los sustituyen el escoplo y la garlopa. El heredero de los reyes es un modesto artesano de la madera.

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