Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

27 страница из 49

5. Pero renunciar a ser hijo es renunciar a ser padre. Cuando no se asume la inmoralidad de la historia, no se está preparado para reavivarla con un nuevo nacimiento, es decir, con una libertad renovada con capacidad para lo peor y lo mejor, para el monstruo y para el santo, para Abel y para Caín. La sucesión de generaciones no es una cadena: se abre cada vez a la posibilidad tanto de la redención como de la reincidencia.

Ya en la mitología griega los hijos del incesto, Antígona o Adonis, pudieron convertirse en abogado de la justicia o en manifestación de la belleza. En la genealogía del judío por excelencia el incesto aparece mencionado a través de Tamar, la prostitución a través de Raab, el adulterio a través de la mujer de Urías; lo cual no implica ninguna fatalidad. La salvación brota de una sucesión de brazos rotos y piernas inquietas.

Esto es lo que constatamos de entrada con Ezequías y Josías, hijo y nieto respectivamente de los atroces Ajaz y Manasés. De improviso, uno y otro van a hacer lo recto a los ojos del Señor. De Ezequías se dice que confió en el Señor, Dios de Israel, y después de él no hubo otro igual entre todos los reyes de Judá, ni entre los que le precedieron (2R 18, 3-5). Aun así, es hijo de Ajaz y padre de Manasés: un justo emparedado entre dos injustos. Antes de él, las cosas no iban bien. Después de él, las cosas no van mejor. Para que no nos desmoralicemos del todo, su fe vuelve a aparecer dos generaciones más tarde. Su bisnieto será Josías, el gran reformador. Así que, tanto si tu padre ha preparado un asado con tu hermano mayor como si tu hijo ha hecho correr ríos de sangre por las calles de la ciudad, no sucumbas al pánico, porque está escrito: la partida no ha terminado. Aún sigue valiendo la pena haber traído al mundo a un canalla.

Правообладателям