Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

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2. Se puede comprender que la devoción haya recurrido a los apaños de cada época. No hay más que convertir el misterio en problema; y entonces el problema pasa a ser el de la cuadratura del círculo. Por un lado, hay que afirmar la virginidad de María tal y como queda atestiguada en los evangelios y la Tradición; por otro lado, la unión de María y José ha de ser una unión auténtica, total, sensata y sensible, honda y apasionada, y no un ideal espiritualizado en el que la Encarnación se convierte en el pretexto de una existencia desencarnada. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo mantener unido lo que es plenamente virginal y lo que es plenamente carnal?

Proceder de este modo —en términos de problema y no de misterio— es confundir la verdad como descubrimiento (aletheia), tal y como la conciben los griegos, con la verdad como revelación (apocalypsis), tal y como la entiende la Biblia. Pretendemos encerrar el torrente de agua viva en nuestras pequeñas cantimploras y en nuestras cisternas agrietadas. Queremos comprender, en lugar de aceptar que nos comprenden mejor de lo que nos comprendemos nosotros mismos. Nos empeñamos en dominar la materia, cuando esa materia es el Dominus Deus. Si la revelación nos dice que Dios es Padre, la lógica del descubrimiento nos hace creer que nuestra paternidad arroja luces sobre Dios, como si una linterna frontal fuera capaz de iluminar el sol; mientras que la lógica de la revelación quiere que sea Dios quien proyecte su luz directa sobre nuestras paternidades defectuosas y nos haga descubrir —en concreto a través de José— en qué consiste realmente ser padre.

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