Читать книгу Ser padre con san José. Breve guía del aventurero de los tiempos posmodernos онлайн

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6. Donde hay ángeles no existe el angelismo: basta que aparezcan para que un hombre conozca a una mujer y su unión se vuelva fecunda. Su presencia entre María y José —bien en un sueño, bien en un anuncio— hace su relación aún más sensible y apasionada.

Evidentemente, aquí se da un paso al límite. Las mujeres del Antiguo Testamento eran estériles; la mujer del Nuevo es virgen. En su día se trataba de hacer ver que el hijo es un don de Dios, antes que un producto biológico; ahora se trata de Dios mismo hecho hijo. Lo que no deja de ser una realidad que, teniendo su origen en el Espíritu, es también auténticamente carnal.

Aún nos queda saber qué significa la carne, más allá de la fisiología. Aún nos queda reflexionar, en un caso que es excepcional, sobre una unión no fisiológica y, sin embargo, mucho más carnal.

EL HOMBRE DE DESEO

7. La carne es receptividad física. Es el espacio de una atracción más poderosa que nuestra voluntad. Antes de que se impusiera la «planificación familiar», y antes de que se redujera la mortalidad infantil, hacer un hijo era algo claramente distinto de fabricar un muñeco. Cuando fabricamos un muñeco lo concebimos en la cabeza, y no en el vientre. Hacemos planes, elaboramos un presupuesto, consultamos los indicadores del mercado para ofrecer un artículo ajustado a la demanda. Cuando hacemos un hijo, lo concebimos en el vientre, no en la cabeza. Y esa misteriosa concepción, in vivo, no in vitro, deriva del misterio del deseo que une al hombre y a la mujer. La carne es débil (Mt 26, 41). Sienten debilidad el uno por el otro. Ceden a esa debilidad en la que se despliega el poder del amor.

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