Читать книгу Mentiras que no te conté онлайн

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—Almendras —dice Mariana—, las almendras del reto de Bárbara de Regil. Tengo hambre todo el día pero me siento más inteligente. —Cambia la mancuerna de dos libras con la que hace bíceps por una de cuatro.

—Yo tengo tres semanas haciendo ayuno intermitente —dice Manuel, empujando la prensa para piernas. Estamos en un gimnasio de lujo al que Mariana nos arrastró convenciendo a Manuel de lo barata que era la membresía grupal. En realidad, Mariana y Manuel lo decidieron, yo solo tuve que poner mi parte y después fajarme unos leggings incomodísimos que dejan expuesta la grasa de mis muslos y trasero como si estuviera desnuda. Por eso también me puse una enorme camiseta que me cae hasta las rodillas, y Mariana y Manuel se burlaron de mí cuando nos encontramos en la entrada del lugar.

Desde la universidad se hacen llamar los M&M. Estoy segura de que se le ocurrió a Mariana, pero no puedo probarlo. Me amarga ese modo en que les gusta demostrar lo profunda que es su conexión. Manuel y yo hemos sido pareja tres años, me vio pelear con la lycra acostada en la cama, sacudiéndome, estirándome la piel para obligar a mi carne a entrar en la tela, pero solo cuando apareció Mariana con su conjunto deportivo combinado con los tenis, le vino bien hacerme esa broma tonta.

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