Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
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El análisis, por tanto, no se limita a los problemas de seguridad y defensa que habían concentrado la atención de los historiadores hasta la fecha. Es lo que ha permitido extender el periodo de estudio desde 1865 hasta 1898: durante esas décadas, en ausencia de amenazas a su seguridad, la política exterior norteamericana se concentró en la diplomacia económica y la promoción cultural. De esta manera, la segunda hipótesis se podría formular así: durante las tres últimas décadas del ochocientos, los gobiernos de los Estados Unidos de América y España se enfrentaron políticamente en muy pocas ocasiones, pero lidiaron con problemas económicos y culturales igualmente significativos.
Pero, ¿por qué priorizar los intercambios entre ambos Estados? ¿No sería más innovador estudiar las interacciones entre ambas sociedades? Lo cierto es que, después de contemplar el panorama historiográfico, cualquier estudio diplomático ya es una innovación. Pero, además, se parte aquí de la premisa de que es necesario conocer la dimensión diplomática de las relaciones bilaterales antes de poder embarcarse en otra clase de análisis debido a que ha sido precisamente el poder de los Estados el que ha regulado —facilitando o entorpeciendo— cualquier otra clase de intercambios. Sin esta base analítica, los escasos trabajos que han estudiado otras dimensiones de las relaciones bilaterales no han sido capaces de evaluar adecuadamente el rol de la diplomacia, sobredimensionándola o infravalorándola, dependiendo del caso. Desde este punto de vista, el análisis de tratados polvorientos, incluso de aquellos que no llegaron a entrar en vigor, cobra mucho sentido: a veces es tan revelador estudiar lo que no se hizo como lo que se hizo. Ahora bien, que los gobiernos de ambos países sean los actores principales de la investigación no significa que sean actores monolíticos. Todo lo contrario. Los Estados son actores complejos condicionados por presiones exteriores e interiores. La ventaja del análisis diplomático es que permite identificar la influencia de otros actores en la política exterior.