Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
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La diplomacia secreta que practicaban las potencias europeas estaba formalmente prohibida por la Constitución norteamericana, lo que obligaba al presidente a informar periódicamente al Congreso de sus iniciativas diplomáticas. Sin embargo, el legislativo no prestaba una atención continua a la política exterior y delegaba el control diario del ejecutivo en dos comités: el Comité de Relaciones Exteriores del Senado —del que dependía, en la práctica, la ratificación de cualquier tratado internacional— y el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes —que vigilaba la asignación de fondos al ejecutivo—. El Congreso era especialmente celoso de sus poderes económicos, lo cual reducía enormemente el margen de maniobra del Departamento de Estado en materia comercialssss1.
Pero, ¿qué otros actores intervinieron en la formulación de la política exterior de los Estados Unidos? El ejecutivo y el Congreso recibían la presión de diferentes agentes. Así, la intervención del Departamento de Estado era solicitada por los intereses comerciales y por las empresas que empezaban a operar fuera de las fronteras norteamericanas. El Congreso, en cambio, sufría la presión de las grandes industrias que actuaban en el mercado doméstico.