Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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Sobre todo, estoy en deuda con el continuo amor y apoyo que me ha proporcionado mi familia: mi esposa Vesna y nuestros hijos, ya mayores, Luka y Alex.

El capítulo III es una versión revisada y ampliada del artículo publicado originalmente con el título «How Old is Human Brutality: On the Structural Origins of Violence», Common Knowledge, 2016, 22, 1, pp. 81-104. Agradezco a la Duke University Press que me haya permitido utilizarlo.

INTRODUCCIÓN

Las caras de la violencia

Cuando miramos al pasado, tendemos a horrorizarnos ante la evidente prevalencia de la crueldad. La encontramos en las novelas, el arte, las escrituras religiosas, los libros de texto y muchas formas populares de expresión que dan cuenta de matanzas masivas, disturbios violentos, torturas excesivas, guerras incesantes, conflictos sedientos de sangre y castigos horripilantes perpetrados contra individuos comunes y corrientes. Desde la antigua China y la India hasta África, la Europa romana y la América precolombina, la atención se centra en la prevalencia de estas prácticas brutales y en el comportamiento inhumano de nuestros predecesores. Los ejemplos típicos que podemos encontrar en estos registros del pasado incluyen descripciones detalladas de métodos de tortura, como el Ling Chi, conocido como la «muerte por mil cortes», que era un suplicio chino que consistía en hacer pequeños cortes con una cuchilla en las extremidades y el torso de la persona; el infierno de Ashoka, una elaborada cámara de tortura de la antigua India; o los sacrificios humanos de los aztecas, en los que extraían el corazón de la víctima cuando aún estaba viva. Sin embargo, en el punto más bajo de este macabro teatro se encuentra la Europa medieval, representada habitualmente como una época de tortura perpetua, asesinatos espeluznantes y celebración de las formas más extremas de violencia. En la imaginación popular, este periodo de la historia humana se asocia con fuerza a los complejos instrumentos de tortura, como la rueda, el aplastacabezas o la famosa doncella de hierro, un sarcófago de hierro con una parte delantera con bisagras y un interior cubierto de púas, en el que se introducía a un ser humano. Por esta razón, la «brutalidad medieval» se ha convertido en una expresión que se identifica con formas espantosas de violencia y, como tal, se usa comúnmente para denunciar a los adversarios.

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