Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

90 страница из 96

Este vínculo entre ideologización, burocratización y microsolidaridad es más evidente en el contexto de las organizaciones, que son los proveedores principales de violencia. Como los soldados, los oficiales de policía, los paramilitares, los terroristas y los revolucionarios están generalmente involucrados en encuentros violentos, necesitan saber que sus acciones son legítimas y moralmente aceptables. Esto significa que sus respectivas organizaciones deben diseñar e implementar mecanismos ideológicos efectivos y creíbles, capaces de reunir los objetivos de la organización y los vínculos a nivel micro. Dado que los seres humanos normales, en cuanto que individuos, no están particularmente cómodos con el uso de la violencia, es de suma importancia que, cuando tengan lugar episodios muy violentos, se interpreten desde la perspectiva de un marco ideológico específico. Por ejemplo, la experiencia en el campo de batalla de los soldados que lucharon en las trincheras de la Primera Guerra Mundial dependió no solo de la capacidad de una organización militar para obligar a los individuos a disparar y matar a otros seres humanos, sino también de su habilidad para establecer y diseminar con éxito una narrativa ideológica que explicara y justificara esa experiencia. Solo cuando los soldados reconocieron que estaban luchando por una noble causa, estuvieron dispuestos a matar y a morir por ese propósito. Para que las organizaciones militares lograran este tipo de reconocimiento masivo, era necesario integrar una ideología nacionalista más amplia con el sentido de responsabilidad moral que los soldados expresaban por su familia, amigos y vecinos cercanos en su propio país. Por lo tanto, cuando esta noble causa se articula en el lenguaje de la preservación de la vida de quienes nos son más queridos, se fusionan con éxito la ideología, la organización y la microsolidaridad.

Правообладателям