Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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En el relato weberiano clásico, la efectividad de las burocracias depende de su capacidad para formalizar y racionalizar las relaciones sociales. Cuanto más desplaza una empresa en concreto los acuerdos personalizados y otros tipos de acuerdo no meritocráticos, más probable es que logre de manera eficiente sus objetivos organizativos. En otras palabras, cuanto más cerca se encuentre uno de la imagen de la «jaula de hierro», mayor será su beneficio organizativo final. Este ideal normativo aún rige gran parte de la ética directiva que sustenta la mayoría de los sistemas burocráticos complejos, desde los ejércitos, la administración estatal y los hospitales hasta las universidades y las empresas privadas de todo el mundo. Sin embargo, como muestran las décadas de investigación sobre las relaciones industriales, la implementación rígida de estos modelos instrumentalistas de autoridad no se traduce normalmente en una mayor productividad. Desde los conocidos estudios de Hawthorne de Elton Mayo (1949)ssss1 y otros, está claro que los resultados exitosos de una organización suponen un grado sustancial de interacción emocional. Aunque los seres humanos responden bien a las amenazas coercitivas y a las recompensas económicas, por lo general están mucho más motivados por los vínculos emocionales. Las personas trabajan, estudian, compiten y se sienten mejor cuando estas actividades colectivas van acompañadas de los vínculos afectivos que mantienen con otras personas que son importantes. Desde los primeros estudios de Durkheim (1952 [1897]), se ha hecho evidente que el suicidio altruista ha jugado un papel importante en los órdenes tradicionales expuestos a peligros externos extremos. Los compromisos emocionales intensos inspiran la voluntad de sacrificarse por los demás. Si bien ninguna persona sensata aceptaría una recompensa material por suicidarse, a lo largo de la historia, encontramos muchos casos en los que personas normales mueren de manera voluntaria por otros. Por lo tanto, el éxito final de cualquier organización social depende de su capacidad para proporcionar o simular un entorno social lleno de vínculos emocionales reconocibles. Para lograrlo, los sistemas burocráticos tienden a desplegar a corto plazo diferentes medios: señalan que sus organizaciones son más efectivas o más justas que las de sus competidores, crean una cultura organizativa distinta, proporcionan incentivos para la lealtad a la organización, etc. Por ejemplo, una empresa privada en particular podría poner de relieve ante sus empleados que sus prácticas de trabajo son favorables para la vida familiar y que proporcionan un ambiente de trabajo afable entre colegas. Otros pueden señalar las relaciones sociales equitativas y cordiales, con viajes periódicos para consolidar al equipo, etc. Asimismo, la mayoría de los ejércitos mundiales fomentan el desarrollo de una identidad única en sus unidades militares. Al llamar la atención sobre el estatus superior de ese pelotón o batallón en concreto, las organizaciones militares pueden fomentar un mayor sentimiento de apego emocional con esa unidad particular de soldados.

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