Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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Desde la cárcel de Carabanchel, Marcelino Camacho, líder de CC.OO., junto con sus diez compañeros prisioneros y en espera de juicio por el Proceso 1001, enviaron mil pesetas de la colecta recogida en el penal a la viuda de Manuel Fernández, adjuntando un comunicado que decía:

«(…) La clase obrera de vuestro pueblo y sus Comisiones en la delantera, dan un ejemplo claro de combatividad y de claridad de ideas de aglutinar los diversos sectores de la sociedad catalana en este objetivo inmediato y común que es la imposición de la democracia (…). Nos solidarizamos activamente con vuestro dolor combativo y hoy, día 4, hemos realizado, junto con el resto de los compañeros políticos aquí detenidos, un día de acción solidaria (…).»328

También las centrales sindicales, los partidos políticos y el Colegio de Abogados y Profesionales enviaron diversas cartas de protesta, alguna dirigida a la Presidencia del gobierno. Irónicamente, la Asamblea hablaba de los «culpables», calificativo dado por el gobierno a los trabajadores asesinados en las manifestaciones, por reivindicar aumentos de salario y libertades sindicales.


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