Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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«Hoy, 1 de diciembre de 1973, en la prisión Modelo de Barcelona, en prisión preventiva, esperando juicio del TOP por “propaganda ilegal”; fijado para el 26 de enero de 1974, he decidido comenzar una huelga de hambre. Esta decisión es grave y ha sido largamente meditada.

No puedo aceptar que no sean reconocidos los derechos a la libertad de expresión, de reunión y de asociación. Lucho, identificado con los principios de la Asamblea, para que podamos recuperar las libertades nacionales, políticas y sindicales de que somos privados.

Actualmente, hay una lista larga de personas prisioneras, porque han defendido y han tratado de defender estos derechos. Con la huelga de hambre me solidarizo con las campañas en curso, motivadas para conseguir la liberación de estos presos entre los que me incluyo. Veo que he de rechazar un sistema que rechaza los derechos más elementales.

No acepto mi detención ni la de los 113, que por el mismo motivo están en la prisión. No pararé la huelga hasta que nos liberen. Las familias de los 113 han presentado a la Conferencia Episcopal un documento pidiendo que haga suya la petición de amnistía y del reconocimiento de los derechos conculcados por el régimen. Más de 350 sacerdotes de toda Cataluña han expandido una larga reflexión pastoral afirmando estos derechos y principios con toda valentía. El cardenal de Barcelona y el obispo de Girona han dicho bien claro en sendas homilías: “Es necesario garantizar para todos, no solo para la iglesia, los derechos fundamentales”. Se han adherido otros obispos, como el de la Seo de Urgel, y los Superiores de Órdenes Religiosas de Cataluña. La Iglesia quiere para todo el pueblo el privilegio de la dignidad humana. Espero que la Conferencia Episcopal Española se defina también en este sentido.


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