Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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En este contexto estatista, la escasa independencia del patriarcado ortodoxo desaparece en 1700 al sustituirlo Pedro I por un órgano de la política del Estado –el Santo Sinodo– , encargado desde entonces de dirigir la entera vida de la Iglesia ortodoxa. Las resistencias y protestas fueron muchas, pero a todo se impuso la voluntad de Pedro137.

Para con las numerosas comunidades religiosas practicó una dura política. Frente a la nobleza de sangre, opuso la nueva nobleza “de servicio” creada por sus inmediatos predecesores para asegurarse una élite del todo sumisa al zar. Refuerza social y económicamente a esta élite, compuesta sobre todo por altos funcionarios del Estado, entregándoles numerosas tierras y siervos del patrimonio imperial para disponer de ellos con poderes ilimitados.

A la vez que promueve la apertura a Europa para el progreso técnico, económico y militar de la nación, impone con tal fin tremendas cargas. Las grandes resistencias de las masas populares a Pedro I provienen de la brutalidad de los medios a que recurre para sanear la hacienda pública (cosa que logra ampliamente) y construir el Estado occidentalizado que él concibe (por medio de un fisco durísimo para los más pobres, trabajos forzados con pérdida de numerosas vidas, una nueva aristocracia del todo adicta al zar, un servicio militar obligatorio de 25 años de duración por sorteo...). A estas resistencias se les sumaron las anteriores de los amantes de la tradición, multitudes que rechazan las innovaciones religiosas y nuevas costumbres avaladas por los zares138.

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