Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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Por su potencial económico y político, la nación inglesa obtiene los mayores réditos. Sus dominios crecen sin cesar en África y Asia bajo la dirección de los grandes magnates que habían hecho la revolución de 1688, que tienen su poderoso asiento en el Parlamento, y por jefe político más relevante a Palmerston (1851-65), hasta que le suceda una nueva generación de gobernantes menos favorables al “espléndido aislamiento” de Gran Bretaña y más comprometidos en los asuntos políticos europeos. Su máximo representante será Benjamín Disraeli (1866-80), jefe tory, hebreo, de extraordinario talento y simpatía, impulsor como ninguno del gran Imperio Británico presidido por la reina Victoria Battenberg (1837-1901).

Las comunicaciones con los grandes dominios británicos del Canadá y la India se fueron asegurando con un conjunto de bases navales esparcidas por todos los mares (Gibraltar, El Cabo, Santa Elena, las islas Mauricio, Adén, Singapur, Las Malvinas, Ceilán...). La apertura del Canal de Suez en 1869 potenció sobremanera las comunicaciones con la India, el Este de Asia y la lejana Oceanía. Tras la derrota de Francia frente a Prusia en 1871, Inglaterra queda como indiscutible primera potencia del orbe hasta ser desplazada por los Estados Unidos al término de la Primera Guerra Mundial (1914-19)38.

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