Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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Bismarck, siempre muy pragmático, toma numerosas precauciones para que la hegemonía alemana no soliviante a las grandes potencias. Por ello, no quiere entrar en el reparto colonial, o al menos de manera significada, para evitar fricciones con Inglaterra y Francia, ni que en ésta persista un espíritu de revancha por su reciente derrota.

Pese a la difícil relación de Alemania con Rusia, Bismarck logra de una u otra manera no llegar a la ruptura. Pero al acceder en 1888 al trono Guillermo II, éste y sus consejeros dejan de tener la preocupación por la tradicional buena relación con Rusia. Bismarck, en total desacuerdo, dimite en 1890. Con la perspectiva que dan los hechos posteriores (la alineación en 1914 de Rusia en la guerra mundial junto a Francia e Inglaterra) se percibe la trascendencia de la soledad política internacional en que así había quedado Rusia. Ante ello, la gran potencia autocrática rusa, llega en 1893 a la decisiva alianza –entonces asombrosa– con la Francia republicana y revolucionaria, propiciada por otra parte por las grandes inversiones de capital francés para el ingente desarrollo industrial del país que entonces promovían los grupos reformistas de la monarquía zarista.

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