Читать книгу Fernando Moreno Barberá: un arquitecto para la universidad онлайн
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Pero en este devenir, transitado por nuestros autores, propongamos una fecha: 1964. En ese año se producen dos acontecimientos que se desvelan emblemáticos: se funda el Equipo Crónica y Saura pintaba su Retrato imaginario de Felipe IIssss1. Ese mismo, año Fernando Moreno Barberá firmaba los planos de su proyecto para una Facultad de Filosofía y Letras en el nuevo campus universitario, en el llamado paseo Valencia al Mar. Estas son reminiscencias imaginadas de un deseo de cambio que reclamaba a gritos la apertura de una nueva etapa. No sólo se trataba de un cambio ideológico sino de algo más profundo, más arraigado: el anhelo de transformar el arte, la sociedad, la cultura, la imagen y el pensamiento y por ende, la arquitectura que en parte iba a cobijar ese cambio: la arquitectura de la universidad que en lo simbólico, quizá no en lo pretendido, acogía el pensamiento de esa necesidad de transformación.
También por esos años, como alguna vez ha declarado Vázquez Montalbán, un grupo de jóvenes artistas tomaba la decisión adoptar el nombre de Equipo Realidad, toda una declaración de principios subversivos ante la verdad unilateral marcada desde el régimen franquista. Este deseo de cambio no tendrá el carácter ilustrado y pensativo de los enciclopedistas, ni le bonheur filosófico de Rousseau, su necesidad de cambio era inexorable y pasional. Quizá por ello el arte que era su expresión, no se muta utópico, ni sus arquitecturas dibujadas o tan sólo imaginadas, sino que cobran cuerpo y se convierten simbólicamente en arquitecturas modernas, de un racionalismo parejo a lo que iban a cobijar: el pensamiento, el conocimiento que el concepto de universitas lleva consigo.