Читать книгу Fernando Moreno Barberá: un arquitecto para la universidad онлайн

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El racionalismo arquitectónico internacional recogía aquella máxima “form follows function”, pronunciada por el arquitecto, heredero de la Escuela de Chicago, Louis Sullivan. Implícita llevaba asumida toda una reflexión en torno a la desornamentación de la arquitectura. Ésta se desviste de toda máscara decorativa y la belleza estriba, a ojos del arquitecto, en la sinceridad de las formas, de las estructuras de volúmenes geométricos, y de los materiales. Todo ello, lo plasma y lo recoge Moreno Barberá en sus emblemáticos edificios para la Universitat de València: predilección por las formas geométricas simples, basadas en el imperativo de las formas ortogonales; concepción dinámica del espacio arquitectónico; uso de materiales como el acero, el vidrio y el hormigón, y una calculada aplicación del color y los detalles constructivos como único elemento de decoración. Miremos el edificio de la actual Facultat de Geografia i Història, cuya volumétrica estructura señorea sobre la avenida de Blasco Ibáñez. El testigo viandante observa dos estructuras con volúmenes muy diferenciados, uno vertical en el que el despiece estereotómico de la piedra de arenisca marca la superficie del edificio destinado a cobijar las aulas. La huella de la tracería geométrica, cuadrangular, diseña la fachada y recorre el interior del edificio. La arquitectura habla, el pensamiento racional evoca la perfección de las formas que han de cobijar el saber, el conocimiento humanístico. El segundo edificio, horizontal, se levanta a golpe de vidrio y acero, con inserción de paneles azulados, una estructura fabril para el diseño del lugar que había de cobijar los despachos de los profesores, verdaderos constructores del saber universitario. Enlazando estas dos estructuras, se alza un cuerpo intermedio en el que cobra protagonismo el vestíbulo y el salón de actos, más tarde dedicado a Joan Fuster. A ellos, vestíbulo y salón, se accede a través de una marquesina de hormigón volada sobre dos pilares troncopiramidales invertidos, todo un alarde constructivo y técnico. Este preámbulo universitario se metamorfosea en una gran quilla de barco, en una cuña que se adentra en el espacio urbano, que hiriente llama la atención y acoge a la ciudad mostrándole la importancia de lo que el edificio a través de su estructura desea dialogar. El concepto de universitas (comunidad de estudiantes y profesores) se enlaza y se estrecha a través de la arquitectura de Moreno Barberá: la forma sigue a la función.

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