Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн

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Volviendo, después de este obligado inciso, al soleado 18 de julio, en la consulta matinal de mi padre, algún paciente manifestó que, la radio, de buena mañana, había emitido una nota del gobierno comunicando que en la Plaza de Melilla un reducido número de militares se había sublevado contra la Segunda República y que posteriormente se había ampliado la noticia dando cuenta de que este levantamiento afectaba a otras ciudades africanas como Ceuta y Tetuán, pero también señalaba que rápidamente se habían tomado las medidas necesarias para normalizar la situación y que ello era cuestión de horas. Mi padre durante toda la consulta no cesaba en calificar de traidores a estos militares, dudando que fuese sofocado tan rápidamente por haberse iniciado en plazas africanas.

Por la tarde acudí a la cita que diariamente tenía con unos jóvenes, en la pista de patinaje en el Paseo de la Alameda, donde practicábamos esta afición. Una de las muchachas con la que más simpatizaba era hija de un capitán de intendencia llamado Rojo, y me fue muy útil para darme una confirmación de la noticia del día, pues su padre había hablado telefónicamente con un familiar destinado en Melilla, quien le había notificado que un amplio sector de la guarnición se había levantado en armas, saliendo a la calle, y que excepto algunas dependencias militares el resto de la Plaza estaba dominada por los insurrectos. Su padre le había recomendado regresar a casa antes de la hora habitual. Pronto la acompañé a su casa, que estaba en las dependencias militares de la Alameda y seguidamente sobre las ocho de la tarde me dirigí al local de la UGT, situado en una travesía de la calle de la Paz, donde este sindicato tenía la rama de Dependencia Mercantil y donde hacía unos meses me había afiliado, por haber montado una pequeña óptica en la calle de las Comedias, atendida por mi hermana Carolina, que yo dirigía y por este simple hecho tenía el prurito de considerarme sindicalista. En el local era materialmente imposible entrar, tal era la expectación que había producido el golpe militar. Se habló de convocar una huelga general para el lunes. Posteriormente fui al local de la FUE y, por estar en periodo vacacional, estaba cerrado.


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