Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн

35 страница из 36

Al llegar a casa, no había nadie, y casi que me alegré. Seguramente estarían en la playa como todas las mañanas. Sí que es verdad que me habría gustado sentir el calor de los abrazos de mi madre, pero en aquel momento no me importó estar sola. Aproveché que nadie me escuchaba y llamé a mi amiga Elena para contarle lo ocurrido. No le di muchos detalles porque sabía que no lo iba a entender, pero le conté que había perdido mi virginidad. Ella no contestó demasiado emocionada, estoy segura de que pensaba que era demasiado pronto y que me estaba saltando etapas vitales. Pero, aun así, me apoyó y me preguntó. Estuvimos hablando largo y tendido y en aquel momento me arrepentí un poco de haberlo hecho, sentí como si ya no tuviera tanto en común con las niñas de mi edad, había pasado a otra etapa y eso me inquietaba un poco.

Me sentí rara todo el día, me costó recomponerme. Estaba contenta pero no sabía exactamente lo que me había pasado. Quería hacerlo, pero quizás no había sido el momento. Tenía la esperanza de que así Ricardo volvería a confiar en mí y que, por lo menos, hubiera servido de algo. Pero no las tenía todas conmigo porque Ricardo solamente estuvo cariñoso en el momento de hacerlo, pero luego no me habló demasiado y parecía que seguía molesto conmigo. Así que me sentí frustrada. ¿Y si no había servido de nada? Él me dijo que me tocaba demostrarle que le quería, pero yo creía que se lo demostraba todos los días… Me entró una sensación de desorientación y vacío que tardó un tiempo en desaparecer.


Правообладателям