Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн

30 страница из 36

—Sí, yo te quiero mucho… —empecé de nuevo.

—Pues demuéstramelo —me cortó él.

—Vale… pero poquito a poco, por favor… —accedí.

Notaba como si el corazón se me fuera a salir del pecho, mi respiración estaba agitada y eso jugó en mi contra, pues él creyó que jadeaba de excitación. Me dolió. Aunque le pedí que fuera poco a poco respetando, por lo menos, mi tiempo (y lo hizo), me dolió. No estaba excitada porque tenía miedo y, por lo tanto, no estaba lubricada. Al ser el primer día de mi ciclo tampoco no manchaba mucho y eso no ayudaba a que hubiera algo de lubricación. Sentía miedo por si me saldría mucha sangre, porque nunca lo había hecho con nadie y no sabía ni como se hacía, por si me juzgarían en el colegio… ¿A quién se lo podría contar que me comprendiera? Mis amigas todavía jugaban a las Barbies, y dudo que ninguna de ellas tuviera la menor idea de cómo va el tema del sexo hetero. Por lo tanto, pensé que no podía saberlo nadie. Estaba asustada, pero no podía decirle que no, al fin y al cabo yo le había fallado, tenía que compensárselo para que pudiera volver a confiar en mí. Intenté concentrarme y dominar mis temores para poderme relajar, ya que supuse que así no me dolería tanto. Y así fue: intenté aceptar el dolor en vez de negarlo a la vez que relajaba los músculos de forma consciente. De esa manera conseguí que, por lo menos, no me doliera tanto. Pero me dolió. Y me salió sangre, mucha.


Правообладателям