Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн

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Mientras miraba por la ventana, situada en mi asiento, noté que algo pasaba: la regla. ¡Menos mal que llevaba compresas en el bolso! Me levanté y busqué con la vista el cartel de aseos. Sabía que había lavabos, pero no estaban en todos los vagones, solamente en algunos. Así que empecé la excursión en busca de un cubículo en el que poderme meter para ponerme una compresa y no mancharme los pantalones cortos, porque solo tenía esos para pasar hasta mañana. Fui andando de vagón en vagón hasta que vi el ansiado cartel. Abrí la puerta donde estaba colgado y me metí dentro. Ahí, haciendo equilibrios como pude, conseguí ponerme la compresa.

También era mala suerte que justo el día que iba a dormir con Ricardo me viniera la regla. Pero bueno, igualmente no habríamos hecho nada porque yo no estaba preparada para tener relaciones, ¡tenía 13 años! Así que me consolé con eso y volví a relajarme en mi asiento hasta que llegó el momento de bajar.

CAPÍTULO 3. ADIÓS VIRGINIDAD

CAPÍTULO 3. PRIMERA VIOLACIÓN


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