Читать книгу Regulación del trabajo y Política económica. De cómo los derechos laborales mejoran la Economía онлайн

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Sumado a ello, la despolitización de los sindicatos y el debilitamiento de sus vínculos con los partidos comunistas, socialistas y conservadores redujo la influencia directa que disponían hasta el momento sobre la legislación laboral: vínculos que hasta el momento habían sido un factor crucialssss1. De hecho, este fenómeno que ha acabado siendo universal se produjo en diferentes momentos históricos dependiendo del contexto sociopolítico de cada país. Así, mientras la pérdida de influencia de los sindicatos sobre la política laboral y económica en muchos países empezó en los años 70, en países como España, Portugal y Grecia, la contribución de los sindicatos en la lucha contra los dictadores y por la democracia fue recompensada con una amplia y moderna legislación que apoyó a los sindicatos, la negociación colectiva y el derecho a huelgassss1. Así, en España ya en 1978 se incorporó a la Constitución estos derechos otorgándoles la máxima protección jurídica.

Siguiendo con las causas del declive de las normas laborales cabe señalar que incluso algunas reformas bien intencionadas acabaron con efectos imprevistos que debilitaron la función reequilibradora del Derecho del trabajo. Así, el pretendido reforzamiento de los sindicatos a través de la introducción de los mismos o de los representantes de los trabajadores a nivel de empresa, que en un primer momento fue visto con pavor por parte de la patronal, acabó resultado en una oportunidad inmejorables para impulsar la negociación a nivel de empresa. Ello derivó con el efecto no deseado de romper con él, hasta entonces, centralizado sistema de relaciones laboralesssss1. De esta forma, de un lado, las empresas pudieron presionar más eficazmente a los sindicatos para que los trabajadores asumieran parte del riesgo inherente al negocio al tener capacidad de amenazar con cierres del centro de trabajo por tener pérdidas, etc. De otro lado, algunas empresas comenzaron a aprovechar ventajas competitivas basadas, no en mejoras de productividad, sino en rebajas en derechos laborales que había conseguido obtener en negociaciones a escala empresarial, lo que acabó desencadenando una “carrera cuesta abajo” en los derechos de los trabajadores.

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