Читать книгу La universidad cambiante. El uso de nuevas tecnologías y transferencia de resultados para la inclusión y el cambio social онлайн

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En primer lugar, está el asunto de la ergonomía, asegurar la adaptación del cobot a su interacción con la persona humana junto a la que trabaja (el principio de adaptación del trabajo a la persona), es decir, que tanto los puestos de trabajo como los procesos deberán estar diseñados bajo un principio de protección del trabajador. Esto es algo irrenunciable y se encuadra en lo conocemos como principio de prevención integrada, donde la dimensión técnica se integra en los objetivos prioritarios de la tutela de la seguridad y salud laborales.

Dado que el trabajador interactúa con un robot que no descansa (y que puede tomar decisiones sobre la propia tarea a realizar y sus ritmos de desarrollo), esa interacción puede conllevar mayores exigencias mentales, lo que puede terminar por constituir trabajos estresantes con toma de decisiones rápida y niveles continuos de elevada alerta psicológica. También los ritmos de trabajo deben estar adaptados a la persona que trabaja. La programación de los robots y el consiguiente ritmo de las cadenas o tareas de producción, deberán tener en cuenta este elemento. El rendimiento es un elemento central de las relaciones de trabajo, por lo tanto, la introducción de cambios tecnológicos en los procesos productivos no puede ser la coartada para disparar las exigencias de rendimiento de los trabajadores, pues podría llevar aparejadas indeseables consecuencias en términos de seguridad y salud laboral por el incremento de factores de riesgo (v. gr. tecno-estrés, alteraciones del sueño y de los biorritmos, incremento de errores, etc.). Por ello, la mejor manera de introducir los cambios tecnológicos es también respetando los derechos legales de participación de los representantes de los trabajadores en esta materia.

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