Читать книгу La universidad cambiante. El uso de nuevas tecnologías y transferencia de resultados para la inclusión y el cambio social онлайн

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Detrás de la programación algorítmica hay personas, nada es neutro y siempre hay intereses subyacentes que, en las relaciones de trabajo, sabemos sobradamente que son en una buena medida contrapuestos. Por lo tanto, no es de descartar, sino que sería conveniente –e incluso obligado– que tales criterios o parámetros se establecieran mediante el recurso a la negociación colectiva, pues integraría su contenido prototípicamente laboral (De Stefano, 2017). Del mismo modo, estas nuevas formas de gobierno de la empresa deben estar sujetas a los tradicionales métodos de control y a consenso propios de la democratización de las organizaciones productivas y de integración del conflicto social. La revolución digital no debería minar, como ya lo está haciendo, las instituciones que podríamos llamar de la democracia industrial y de la ciudadanía en la empresa, también en su plano de articulación y defensa de los intereses colectivos de los trabajadores. Lo contrario sería rendir a la persona trabajadora a la dictadura del algoritmo, emblema de una sociedad de la despersonalización en la cual desaparece la persona del decisor, reemplazado por procedimientos automatizados, y lo más grave, como señala Rodotá, desaparece la “persona en sí considerada, transformada en objeto de poderes incontrolables” (Rodotá, 2014: 37). Por lo tanto, se deben prever y reforzar los poderes de acceso por parte de sujetos colectivos que tienen reconocida la representación legal de los trabajadores como instrumento de reducción de las asimetrías de poder, así como para la mejora de la transparencia de tales sistemas de gobierno de la empresa (Rodotá, 2018: 330).

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