Читать книгу La universidad cambiante. El uso de nuevas tecnologías y transferencia de resultados para la inclusión y el cambio social онлайн

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Conforme a un estudio del BBVA Research, la probabilidad de automatización (de que el trabajador sea sustituido en el empleo) disminuye con el grado de responsabilidad, el nivel educativo, la disposición a entrar en acciones formativas y la adopción de nuevas formas de trabajo (teletrabajo); o es reducida en sectores como la educación, sanidad, servicios sociales, TIC, energía y actividades científico-técnicas.

Lo que ya sabemos es que la automatización –incluso en la fase más avanzada de la IA– tendrá menor impacto en los países con mayor peso de la economía del conocimiento (como es el caso de Finlandia, Suecia y Noruega). Así que estamos obligados a anticiparnos al cambio y tener más presente la inserción de las competencias relacionadas con las nuevas tecnologías en nuestros sistemas educativos y de formación continua antes de que sea demasiado tarde.

También estamos obligados al desarrollo de políticas sociales que amortigüen los efectos menos deseables del cambio tecnológico, en términos de precarización o exclusión social, apoyando a las personas en las transiciones laborales que deban afrontar como consecuencia de dichos cambios, así como atendiendo a los excluidos por tales procesos. Habrá que diseñar mecanismos que compensen a los damnificados por la revolución digital, reformular los sistemas de protección por desempleo, etc. Quizá la única buena noticia que tuvieron los trabajadores en materia de despido –con la última gran reforma laboral de 2012– es el derecho a un curso de cualificación antes de que se adopte una medida extintiva por falta de adaptación del trabajador a las modificaciones técnicas operadas en su puesto de trabajo [cfr. art. 52 b) LET].

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