Читать книгу Régimen disciplinario castrense онлайн
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La necesidad de contar con un sistema de normas relativa a la organización y disciplina de los ejércitos, cualquiera que sea su denominación (legiones, mesnadas, tercios, regimientos o brigadas) hasta llegar a las modernas Fuerzas Armadas (en adelante FAS) proviene de muy antiguo y tuvo siempre por fundamento y justificación la defensa en armas de la comunidad políticamente organizada (ya sea la tribu, los pueblos, la polis o el Estado).
La existencia de la Milicia ha estado unida históricamente al ejercicio de fuertes facultades sancionadoras inherentes a quienes dirigían los ejércitos, que siempre han sentido la imperiosa necesidad de mantener la disciplina, y sin la cual no pueden existirssss1.
Puede decirse que la presencia de normas para el mantenimiento de la disciplina, por rudimentarias que estas fuesen, es consustancial a la existencia misma de huestes militares, más o menos organizados, dotados de jefes militares jerárquicamente responsables dentro de una organización política establessss1. En relación con ello, De Querol y Durán ha señalado con acierto que: “dondequiera que hayan existido fuerzas armadas regulares y organizadas han funcionado, más o menos embrionariamente, las leyes y justicia de carácter militar específico, porque siempre ha sido facultad y deber del mando mantener las huestes sobre las que se ejerce disciplina, a cuyo fin es indispensable el uso rápido y eficaz del poder punitivo”ssss1. Es así que la preocupación por la necesidad de la regulación interna en los ejércitos es sentida incluso antes de que existieran los Ejércitos permanentesssss1.