En esta tercera dimensión de la valoración de riesgo nos deberemos detener a analizar los posibles impactos en la empresa. Estos pueden ser de muy diversa condición: económicos (multas, paralización de la actividad), operacionales (si es necesario introducir modificaciones en la actividad para adaptarse a las condiciones de una posible resolución negativa), reputacionales por el impacto que puedan tener en la confianza del cliente y en la imagen pública de la empresa en general.

Ahora bien, en algunos casos el impacto puede ir más allá y alcanzar a la propia estrategia de la empresa en la medida que la resolución negativa pueda tener consecuencias cuyo alcance vaya más allá del proyecto o iniciativa concretos ya sea porque la decisión conlleve la imposición de condiciones o limitaciones operativas para otras actividades o porque suponga un precedente negativo para futuros proyectos u otras geografías en que opera la empresa.

Dos riesgos pueden ser particularmente nocivos para la estrategia empresarial si se materializan y por ello deben ser analizados con especial cuidado. Uno es el llamado riesgo “two steps back” que consiste básicamente en el riesgo no sólo de que se prohíba o restrinja la actividad o iniciativa en cuestión si no que la restricción alcance a actividades que se venían llevando a cabo hasta la fecha pacíficamente (por ejemplo porque no habían llamado la atención del regulador o de terceros recurrentes). El otro es el riesgo de que, incluso en el caso de una resolución negativa, se llame la atención del legislador y éste decida tomar la iniciativa mediante la imposición de una nueva regulación que venga a condicionar la estrategia de la empresa negativamente.