Читать книгу Desde el suelo онлайн

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Mi presencia en este lugar, sin haber avisado previamente de mi llegada, causó un impacto de sorpresa y no precisamente de júbilo y alegría, más bien lo contrario, sobre todo por parte de mis hermanos, con los cuales la unión y amistad familiar, al día de hoy, son muy distantes. Mi madre apenas me reconoció; su memoria, lamentablemente, sigue muy deteriorada.Yo, por el contrario, me encuentro lúcido. Mi pasado se difumina poco a poco y estoy satisfecho de todo cuanto he logrado este año que toca a su fin. Por cierto, le tengo preparada una sorpresa. Creo que será de su agrado.

Salude a su amable vecino y a usted le envío todo mi cariño, de corazón.Y a Capulino dele unas palmaditas en el lomo y acaríciele, eso a él le gusta mucho.

Un fuerte abrazo,

Jacobo Galindo

La señora Amelia, cómodamente sentada en su mecedora, sonriente y satisfecha, después de leerla, la guardó. A sus pies, tendido y adormentado, se encontraba Capulino, que aunque estaba perfectamente atendido y bien alimentado, no volvió nunca a ser juguetón y saltarín. Quizá la tristeza en sus ojos era muestra de que el ser que le dio tanto calor y cariño no estaba a su lado. Le faltaba oír la voz, las historias… En su nuevo hogar todo era silencio y orden.

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