Читать книгу Desde el suelo онлайн

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—Pues bien, estuve haciendo memoria y pude dar con lo que buscaba, que era un pequeño libro donde yo escribía los nombres, apellidos y direcciones de las personas que alquilaban por temporada una habitación con derecho a cocina en mi casa. Normalmente eran estudiantes que, procedentes de otras ciudades o pueblos, venían a Madrid a cursar sus estudios. ¿Y sabe lo que encontré? Un nombre: Eulogio Galindo del Tejar. ¿Es ese su hermano?

Galindo guardó unos segundos de silencio, dudó, pero le respondió afirmativamente.

—Sí, lo es. Estuvo aquí en esta ciudad durante un periodo de tiempo cursando unos estudios. Él fue la única persona que… Bueno, es que yo…

—¿Ha pensado en volver a su hogar?

—¿De qué hogar me habla?

—Su familia vive en Fuenmayor, ¿no?

—Sí, pero ese no es mi hogar. Mi hogar era otro, lejos de aquí. Creo que nunca lo recuperaré, han pasado tantas cosas que…

—Creo que debemos irnos ya, necesitan la habitación. Cuéntemelo todo más tarde. Veo que le queda bastante bien la ropa que le he conseguido, ¿eh? Las monjas me dijeron que la suya la iban a destruir, pero como verá sus pertenencias están a salvo, que, por cierto, debo confesar que las he ojeado. Espero que no se moleste.

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