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Señor, ayúdame a aceptar mis límites y a honrar mis necesidades.

11 de marzo

Santa siesta


“Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’ gritaron” (Mar. 4:38, NTV).

Muchísimas mujeres, especialmente las mamás, no pueden descansar sin sentirse culpables. ¡Hay demasiadas cosas para hacer! Tomarse unos minutos para sentarse a leer o dormir una siesta es un lujo. Son recompensas que pueden darse a sí mismas solo cuando todos los quehaceres están terminados. Realmente no sé de dónde sacamos todas estas ideas, cuando Jesús nos dio un ejemplo tan fantástico acerca de cómo dormir la siesta. Estoy segura de que conoces la historia. Jesús y sus discípulos se suben a una barca para cruzar el mar de Galilea. De pronto se desata una tormenta feroz, pero Jesús está durmiendo la siesta. Los discípulos comienzan a sacar agua a baldazos, ¡mientras que él ronca! Aterrados, finalmente lo despiertan y Jesús calma la tempestad. “Luego él les preguntó: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?’ ” (Mar. 4:40, NTV).

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