Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Si la imagen que tenemos de Dios está distorsionada, aunque lo veamos cara a cara, como Felipe, tal vez no lo reconoceremos. Una imagen equivocada de Dios es una gran carga emocional que nos llena de culpa y miedo. A veces nos formamos imágenes equivocadas como fruto de una experiencia dolorosa que no logramos entender. Tal vez, estábamos orando para que una persona amada sanara, pero falleció, y no podemos resolver el conflicto entre la omnipotencia divina y la tragedia. Otras veces, proyectamos experiencias que tuvimos con nuestros padres. Si nuestros padres eran exigentes y difíciles de complacer, o ausentes e imprevisibles, es posible que creamos que Dios también será así con nosotras, según lo expresa Eleonore van Haaften en su libro Vivir en libertad.
Vemos a Dios a través de nuestra experiencia, cultura e historia. Pero Jesús nos dice: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Todas nuestras ideas acerca de Dios deben pasar por el filtro de Cristo. Las ideas que no concuerdan con el amor, la compasión y la gracia de Dios, manifiestas en la persona de Cristo, son erróneas y deben ser desechadas. No hay contradicción entre el Padre y el Hijo. Quien ve a Jesús, ve al Padre.