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Señor, ayúdame a renunciar a cualquier idea distorsionada que tenga acerca de ti. Muéstrame tu amor a través de Cristo.

5 de enero

La puerta entreabierta


“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Hace dos años adopté a un abuelo. Su nombre es Douglas, tiene ochenta años y vive a dos cuadras de mi casa. A Douglas le gusta cocinar y tiene un jardín magnífico, con dalias y cestas colgantes con frutillas. Lo visito cada jueves, después de trabajar. Douglas me espera con el té listo y la puerta entreabierta. Entro sin golpear y anuncio: “Douglas, ¡ya estoy en casa!” Él sale de la cocina y me da un fuerte abrazo.

Cada vez que veo la puerta entreabierta, pienso lo mismo: ¡Dios es así! Sé que soy bienvenida en la casa de Douglas y en la casa de Dios. Dios me está preparando un lugar, así como Douglas prepara el té. ¡Dios es así!

Lamentablemente, en vez de esta imagen de amor y bienvenida, muchas de nosotras hemos crecido con ideas distorsionadas y alienantes acerca de Dios. Muchas crecimos con miedo, pensando que Dios es una especie de policía de tránsito celestial que espera que nos equivoquemos para darnos una multa. Obviamente, es muy difícil amar a un ser que nos aterra. Podemos obedecer por temor al castigo, pero el amor requiere confianza.

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