Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн
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Claro, aquella información no era demasiado. Desde luego, no tenía su dirección a mano, ya que no estaba preparado para este viaje. Pero, de alguna manera, tenía que encontrar esta escuela, organizar mi visita y encontrar un razonable alojamiento.
A partir de los relatos que mis padres me contaban, sabía que los habitantes nativos de las aldeas solían llamar al misionero, mi padre, “Massa Noltze”. Pensé que este detalle, por más débil y por más lejano que estuviera en el tiempo, podría ayudarme para contactar al director de la escuela de Konola.
El tiempo era escaso. Decidí enviar desde Buenos Aires un telegrama en inglés. Por aquel momento, a fines de la década de 1970, los telegramas eran la manera habitual para enviar mensajes internacionales urgentes:
“Al señor director – Konola Academy – Liberia”.
“Hijo del misionero Massa Noltze viene de visita”.
“Llegada 18 de mayo – 1:00 a.m.”
“Aeropuerto Monrovia – KLM”.
“Por favor, tome contacto”.
Ahora no quedaba más que orar por la ayuda de Dios, y así lo hice fervientemente. Estaba dispuesto correr el riesgo de la incertidumbre: tenía la esperanza de que alguien, en alguna parte en Liberia, estuviese en condiciones de interpretar debidamente este extraño telegrama y dispuesto a hacerlo llegar a su destinatario real. La inesperada posibilidad de interrumpir mi vuelo en Liberia era un desafío a mi pasado.