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Me asusto, me da miedo y siento que debo defenderme y arrancar del dolor lo más rápido posible para no volver al eterno retorno. Es quizás como afirma D. Goleman en 1966 (Golemam, s.f.)cuando hace referencia a “El secuestro de la amígdala en la inteligencia emocional: ¿por qué puede importar más que el IQ? Como “respuesta emocional inmediatas y abrumadoras, y fuera de toda medida con el estímulo real, ya que ha realizado una amenaza emocional mucho más significativa”.
Es como si mi cerebro emocional o amígdala recibiera un estímulo desde el tálamo que coincide con alguno de mis recuerdos o emociones pasadas y me indicará que es una amenaza, una lucha, situación de vuelo o congelamiento, activándose mi eje Hipotálico -hipófisis -suprarrenal y secuestrara a mi cerebro racional y actúo como si solo necesitara defenderme y arrancar, como una forma de defender mi libertad y valor en igualdad con otros, validándome y otorgándome valor a mí misma, el cuál bajo mi mirada se me está siendo arrebatado, tal como lo postulan Kant y Hegel buscando “defender mi dignidad” citados en El concepto de la dignidad humana, Ramon Valls (Valls, 2015).