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Estuve muchas veces frente al miedo y sigo estándolo, pero hoy lo reconozco, soy capaz de mirarlo de frente y preguntarme ¿qué miedo está apareciendo?

Algunos ya son conocidos, otros parecieran ser nuevos, pero me miro y los miro con profunda compasión y los abrazo y me abrazo buscando quietud, preguntándome ¿qué posibilidades me estará queriendo entregar? Es una sensación muy nueva, una forma distinta de relacionarme con el miedo, me hace sentir que su poder disminuye y que puedo amigarme con él. “Te miro, te reconozco, te siento y te abrazo”.

3.4 La Rabia.

Desde la rabia, mi cuerpo es grande, con un gran orificio en la boca del estómago, ojos pequeños, mi campo visual se cierra, respiración agitada, manos grandes que buscar castigar y cobrar por el daño realizado, siento que debo pasar por encima del otro ganándole y haciéndolo sentir disminuido como lo hacía mi madre cuando nos castigaba y nos golpeaba. Me imagino siendo un león que necesita defenderse.

Desde aquí, mis juicios están relacionados con “Debo ser más fuerte y pasar por encima de los demás”, “buscar palabras inteligentes que me permitan defenderme” “yo tengo el poder sobre los demás” y termino cobrándoles a los otros lo que yo creo que son sus errores y abandonos.

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