Читать книгу Sobre hombros de gigantes онлайн
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Lamentablemente, y como todos suponen, el camino del cáncer no está sembrado solo de finales felices.
Susana tenía seis años y una forma crónica de leucemia mieloide que podía estar larvada por mucho tiempo pero que inevitablemente se convertiría en una forma aguda y en poco tiempo terminaría con su vida. A menos que recibiera un trasplante.
Como Ilan, la niña también era hija única, y aunque en ese tiempo ya teníamos acceso a bancos con sangre de cordón, contaban todavía con muy pocos donantes. Por mucho que buscamos, el esfuerzo fue en vano. Entonces, y como su situación podría extenderse por largo tiempo, sus padres me plantearon nuevamente la inquietud: ¿y si tenemos otro hijo? La diferencia era que ellos no tenían en sus planes tener más niños, no todavía. De todos modos, les contesté lo mismo que a los papás de Ilan. Con el éxito de su caso como antecedente, y luego de pensarlo un tiempo, decidieron buscar un nuevo embarazo. Al mes lo habían conseguido.
En los años 60 y 70 los antígenos de compatibilidad fueron derivados de las reacciones del suero de personas que habían recibido numerosas transfusiones y de mujeres multíparas, a un panel extenso de células humanas en cultivo. La dificultad inicial mayor era que cada grupo de investigadores poseía sueros con diferentes especificidades que reaccionaban de manera diferente y fue necesario un trabajo de colaboración internacional permanente para ir completando las piezas del puzle. Pocas áreas de la medicina se han desarrollado gracias a la generosa colaboración de tantos investigadores.