Читать книгу Sobre hombros de gigantes онлайн
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Susana, afortunadamente, se mantuvo estable y el embarazo de su madre también. Al acercarse el parto, dispusimos todo para recolectar la sangre del cordón umbilical de su nuevo hermano que nació en una maternidad pequeña en una mañana de junio. Como todo estaba orientado a recolectar la mágica sangre de cordón, los médicos de la madre decidieron hacer una cesárea electiva a la que asistimos dispuestos a ello. El parto fue sin incidentes, el obstetra tomó el cordón umbilical con la placenta todavía dentro, pinchó una vena del cordón y la sangre fluyó roja y tibia a un recipiente que contenía líquido anticoagulante.
Mientras el doctor ayudaba en la colección y apartaba el útero con la placenta aún dentro para conseguir un flujo generoso y una exitosa colección, ocurrió algo imprevisto. La matrona que había recibido a la guagua lo puso en la mesa radiante lo comenzó a limpiar y notó algo anormal. Las orejas estaban implantadas muy bajas, el cuello era corto y tenía dos protrusiones laterales que daban la impresión de alas. La mandíbula estaba un poco retraída y finalmente los ojos aparecían rasgados. Llamó al obstetra, quien lo examinó, y su ojo experto concluyó rápidamente que tenía el síndrome de Down. Todo el ambiente de alegría por este niño que venía a salvar a su hermanita se trizó. La noticia para los padres fue devastadora.