Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн

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¿Qué hubieras hecho tú? Vicky intentó aguantar, pues no quería que la mamá se diera cuenta de lo que había hecho. Pero el dolor pudo más, las lágrimas que intentó guardar estallaron y el fuerte llanto la delató. ¿Qué haría la mamá ahora? ¿La castigaría? ¿Le diría: “Eres culpable; qué bueno que te duela”? ¿O haría algo para hacerla sentir mejor?

La mamá intentó calmar su dolor. Con mucho amor hizo lo que pudo para que el dedo no se inflamara, pero no lo logró. Ese pobre dedo se puso tan rojo y tan hinchado que tuvo que llevarla al doctor, porque absolutamente nada calmaba su dolor. El doctor le colocó una pomada especial, vendó su dedo y le dio una medicina para el dolor.

Pero la pequeña Vicky también aprendió la más grande lección de amor: que, aunque era culpable, su mamá siempre la amaría. ¿Ella merecía un castigo? Claro que sí, pero al cuidarla y pagar la cuenta del doctor, su mamá demostró el gran amor por su pequeña traviesa. ¿Y las consecuencias de la desobediencia? Esas llegaron solas...

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