Читать книгу Ni una boda más онлайн

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Los cachorros empezaron a juguetear y a ladrar y sus gruñidos llenaron el aire. Pyro, el fiel pastor alemán negro de Ford, alzó la cabeza desde su cama junto a la chimenea. Aunque ya estaba retirado, Pyro no podía evitar ayudar. Por eso era el mejor perro de rescate de todo Alabama.

Por eso y porque Ford, que entrenaba a las unidades K-ninas para misiones de búsqueda y rescate, lo había entrenado personalmente desde que era un cachorro juguetón.

Lexi lanzó una mirada a los perros.

–No niego que tu nueva camada es ridículamente linda, pero así no podemos planear una boda. Son muy ruidosos.

–Ruidosos. Te sorprenderás de lo mucho que mejorarán en una semana, más o menos.

Ford todavía no elegía el nombre de los cachorros, pero el más inquieto levantó su pierna y orinó en el zapato de tacón alto de Lexi.

A su favor, Lexie no gritó ni regañó al cachorro. Pero arqueó la ceja mirándolo para dejar en claro que el lugar de Ford estaba en la casa del perro.

–Por favor, ¿me puedes servir un hors d’oeuvre para acompañar mi odeur du pipí? Ah, claro. No tienes de esas cosas.

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