Читать книгу Ni una boda más онлайн

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–¡Vamos, águilas guerreras! –Ford levantó su cerverza.

Lexi se pellizcó el puente de la nariz.

–Otra vez no. Ya se los expliqué. Me gusta el rojo. Y aunque me doy cuenta de que dije “elige lo que quieras”’, una boda color naranja universidad sería horrible. Dudo que quieras que tus damas de honor se vean como si se hubieran escapado de la cárcel.

–Considerando el tipo que está a mi lado, no sería raro –bromeó Addie.

Pyro levantó la cabeza y ladró, Ford se enderezó de inmediato. Si los cachorros ladraran no se inmutaría, pero Pyro no ladraba a menos que hubiera una razón.

–¿Qué pasa?

Pyro saltó de su cama y ladró de nuevo, su nariz apuntaba a la chimenea.

–McGuire –le dijo Addie, con un tono de regaño en la voz–. ¿No hablamos de que apagarías la radio para estar presente? ¿Y sobre cómo tienes que evitar sobrecargarte de trabajo?

Sus amigos lo habían sermoneado porque nunca se tomaba un descanso y respondía a todas las llamadas, sin importar lo grande o pequeño que fuera el asunto. A veces eran del pueblo de al lado y él aparecía cuando ya todo había terminado. Intentaba recuperar el equilibrio en su vida pero, hasta ahora, había fracasado.

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