Читать книгу Ni una boda más онлайн
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Olfateó en el aire y juró que olía a un humo diferente del que había acompañado a la quema de las páginas de la revista. ¿Era un olor menos químico, acaso?
Bajó su carpeta destrozada y la miró con atención, para comprobar que no estaba en llamas.
Le ardían los ojos y los vapores acre le quemaban la nariz.
¿Qué rayos…? Se puso de pie al ver que de la puerta trasera de la pastelería emergían bocanadas de humo gris.
¡Los cupcakes!
Corrió y con la punta de los dedos tocó la manija antes de aferrar el metal con toda la mano. Como no se quemó la palma, jaló la puerta.
Por suerte, no estaba cerrada con llave. Pero al entrar y ver el humo y las llamas que salían por los bordes de la puerta del horno y subían por la pared, dejó de sentirse tan afortunada.
Echó una rápida mirada, pero no pudo ubicar el extintor de incendios, así que tomó un guante de cocina y trató de abrir la puerta.
No se movía, el calor que se filtraba por su piel se intensificaba, lo que hacía imposible que siguiera intentándolo.