Читать книгу Ni una boda más онлайн

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Se escuchó una sirena cada vez más y más fuerte, Ford colocó una mano en la espalda de la mujer y la sacó del local. Darius condujo el camión de bomberos hasta la puerta.

Él y Ford se pusieron el equipo de protección. Los gruesos guantes dificultaban un agarre firme, pero los protegían de las quemaduras. Hacer pasar el horno gigante por la puerta trasera fue como dar a luz a un elefante, pero por fin se las arreglaron para maniobrar el aparato hasta el centro del callejón, donde esperaron a ver si ameritaba que lo rociaran con la manguera.

Tras haber contenido el peligro, Ford fue a buscar a la mujer que había estado en la cocina intentando apagar el fuego por sí misma sin mucho éxito.

Pyro estaba a su lado, observando la conmoción, listo para entrar en acción si era necesario. A veces Ford pensaba que su perro era tan adicto a la adrenalina como él, lo que no siempre era bueno ya que los había metido en apuros más de una vez. Retirarse o arrepentirse era el incómodo dilema que lo perseguía desde hacía tiempo.

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