Читать книгу Ni una boda más онлайн

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–Entonces Pyro y yo tendríamos que excavar para sacarte y creo que estarás de acuerdo en que ya hemos tenido suficientes emociones por hoy.

Apartó la mano y, al levantar la barbilla, él la vio por primera vez. Su cabello era del mismo color del café que a él le gustaba: una de crema y dos de azúcar; cara en forma de corazón manchada de tizne y lo que sospechaba eran rastros de rímel; y una nariz algo prominente que llamaba la atención sobre sus iris, de un profundo tono café que casi se fundía con sus dilatadas pupilas.

Continuó mirando en las profundidades, buscando… ¿qué? ni siquiera estaba seguro qué era lo que buscaba, pero fuera lo que fuera, estaba relativamente seguro de haberlo encontrado.

Pyro ladró y lo despertó del hechizo. La gente comenzaba a reunirse en la boca del callejón, como una multitud de polillas entorno a una llama, literalmente.

La chica bajó la cabeza y con una mano se cubrió para taparse el rostro.

–Oh, genial. ¿Por qué aparece todo el pueblo?

–Es probable que hayan visto el humo o que hayan escuchado o visto el camión de bomberos. No solo es gigante y rojo con luces intermitentes, sino que rara vez sale. Además, no hay mucho que hacer en la ciudad. Es probable que esto aparezca en la primera página del periódico.

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